Hughes

Un soleado sábado por la mañana el ABC incendia las redes sociales con la portada sobre Varoufakis y su esposa. Mientras, Tania confiesa en El Mundo que Pablo vive en Vallecas con su perra. En un clima tan frenético como ese no se nos ocurre mejor idea que quedar con Hughes, el hombre que disecciona los partidos del Madrid en ABC, un tipo con nombre de centrocampista inglés, tan preciso y elegante que llega antes que uno de los entrevistadores y pilla al otro leyendo a Camba en la terraza, a quien tiene pendiente organizar una quema de libros, como si una entrevista no pudiese empezar de peor forma. Empezamos con café y acabamos, un par de cañas después, tratando de descifrar a Khedira. Entre medias un par de goles, una cantada y algo de periodismo y de vida, así en general.

¿De dónde viene Hughes?

Hace unos años leía a un poeta llamado Ted Hughes, al cual las novias se le suicidaban. Yo de aquella tenía una novia que me decía “vas a acabar conmigo”, y cuando me tuve que poner un seudónimo, me recordaba a aquello y me puse Hughes.

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¿Cómo acabaste escribiendo en ABC?

Me salió todo esto por Twitter… A mí me sale todo esto por internet, me abrí el blog primero porque me lo dijo un amigo, y de ahí a los pocos meses me llamaron de La Gaceta y luego el ABC; tuve suerte. Yo de hecho odiaba a los periodistas, y no leía casi nada de los periódicos, solo a los columnistas. Dios o la Providencia me ha convertido en lo que yo no quería ser.

¿Cómo fue el cambio de escribir del blog al ABC?

El cambio más fuerte me pasó con La Gaceta, en el primer día me entró una descomposición. Estaba sentado delante del ordenador y yo no tenía ni idea de periodismo, solo la serie esta de Lou Grant y las películas de periodistas. Lo que pensé es que había que terminar pronto: llegué de trabajar, comí, me puse a escribir y me entró una descomposición que me tuve que meter en la cama… Pasé medio día en cama de los nervios. En ABC no me tembló el pulso demasiado.

¿Seguiste trabajando como economista mientras trabajabas en La Gaceta?

Sí, saqué una oposición y trabajaba en los ayuntamientos y de ahí mi deseo de no salir, porque en La Gaceta empecé a hacer columnas generales, costumbristas, políticas… Para mí era solo un hobby, yo trabajaba en ayuntamientos de todo signo ideológico y tenía que ser imparcial, de ahí el pseudónimo. Además me daba vergüenza, todavía me da. De hecho la mayor crítica que le haría al periodismo es que mucho de lo que se escribe da vergüenza; vergüenza ajena y lo mío también, si lo mío lo leo también, por el exceso de sentimentalidad. Vas aprendiendo y ves la tramoya, lo que hay detrás, los trucos para agradar al lector. La sensación que produce es vergüenza, en un sentido físico, a veces moral también.

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¿Cómo es, por llamarlo de alguna manera, tu proceso creativo?

No tengo tiempo de tener proceso creativo. El año pasado saqué la media y escribí casi todos los días. No quisiera pensar que es como aquello que decía Delibes de Umbral, salvando las distancias, de que escribe como mea. No sería bueno. Tampoco es que haga yo la Capilla Sixtina; sales al balcón, ves el atardecer, te tocas los pezones un poquito, como si estuvieses buscando el dial, pienso en mi abuela muerta… pues no. Lo bueno que tiene el periodismo es que escribes de algo.

¿Pero tienes alguna fórmula?

Nunca te sueles quedar seco, siempre puedes dar un poco más. Si me pusiera a escribir poemas o una novela, a lo mejor tendría que escarbar en más en mí, pero el periodismo es escribir sobre algo que ves, y mientras la cosa exista… Yo por el momento no he tenido problemas, ni siquiera miedo al folio. Sí que paso angustia de escribir, la indisposición del primer día se me mantiene en forma de náusea. Por cierto, ¿habéis visto lo de Tania que sacaban hoy que iba a una discoteca que se llamaba Náuseas?

Sí, ese reportaje es muy bueno, me estaba riendo solo en casa cuando lo leía.

He leído partes en internet y yo creo que han dado con Tania. He leído que el primer novio que tuvo se llamaba el Macabra. Es cojonudo. Creo que ha sido Esther Esteban y es una maravilla. Estaría cómoda y fue hablando y hablando y al final, el Macabra.

 ¿Cómo acabas escribiendo sobre televisión?

Yo tampoco lo sé (risas). Tenía un blog pero era incapaz de escribir. Me decían: escribe una novela, y empecé a escribir una y al héroe de la novela no lo saqué del pasillo. No empezaba la acción porque era incapaz de terminar la página, no conseguía que saliese de casa. Entonces un amigo periodista me dio un consejo: encadenándote a un objeto, que es lo bueno del periodismo, escribes. Eso es muy español: mucha literatura, mucha escritura nace de lo real, del periodismo, que es realidad. Y empecé a hacer el ejercicio personal de encadenarme a un tema y hacer pequeñas imitaciones chapuceras de la crónica y de la columna. Yo curraba de aquella, veía la tele y el fútbol y empecé a hacer crónicas de eso. En La Gaceta empezaban los eres, se quedarían sin el de la tele y Alfageme me dijo “hazlo tú” y en el ABC seguí con ello. Me gustaría escribir de más cosas también.

¿Qué es lo que más cambia entre escribir desde una redacción y hacerlo en casa?

Para mí no hay diferencias; quizá la urgencia. Cuando escribía en casa la crónica de fútbol era para mí y la escribía a los 10 minutos de terminar el partido, del tirón, y en media hora lo acababa. Ahora tengo que entregarla cuando acaba el partido. También vas teniendo en cuenta al lector un poquito. Cuando empiezas a escribir es para ti, y eres recargado, un poco onanista. Cada vez más pienso en el lector, es un balance raro: me tengo que divertir yo y al lector le tiene que divertir también. Hay que pensar en él, ¿qué quiere leer alguien? ¿Algo personal, divertido? Sí, pero sin pasarte porque tampoco le interesa tu estado de ánimo mientras ves a Casillas.

Querido Hughes, ¿qué piensas del furor por Camba?

Yo estuve a punto de organizar una quema de libros de Camba con un amigo. Yo soy lector de Camba pero se ha reducido todo, se ha convertido en una lectura de moda, que está muy bien pero que se reduce a la paradoja y luego ves mucha imitación de Camba. Él con veinte años era un hombre con una posición política formada, era anarquista, había viajado, conocía el mundo, tenía una enorme cultura y escribía de puta madre. Los primeros escritos que tiene son claramente modernistas y era un auténtico artesano del lenguaje, luego él se simplifica, se hace fácil, legible, pero queda de él como una lectura fácil: el mecanismo de la paradoja. Ahora se dice “voy a hacer el Camba” y no, tú eres tonto macho; no me gusta que se simplifique. Con todo, el tío tenía mucha independencia al mirar las cosas, una mirada asombrosa. Hay lecturas que se han puesto de moda, aunque sin llegar a ser el fervor de las fanáticas de Justin Bieber, porque esto del columnismo importa a muy poca gente en realidad. Hay dos o tres nombres que pitan, que si Camba, ahora Ruano… A Ruano no le habrá leído ni su hijo. Camba sí porque se ha editado más.

A Ruano le están dando más bombo con lo de que era nazi, los micrófonos.

Eso es un coñazo, además de que si importa poco Ruano, lo que hiciera con su vida… Son motivaciones extrañas pero yo creo que con Ruano ha pasado el tiempo con él, a veces es difícil de leer. Lo que sí es verdad es que se lee muy poco en general y tanta demostración en internet da pie a pensar que puede ser falso.

¿Y los periódicos no se han vuelto un poco locos? En El País publicaron hace poco que la mayor parte del tráfico es de noticias chorra.

Si vas a los digitales, lo más visto son noticias de esas. Es cierto que a los cinco minutos de meterme en un digital acabo viendo tías en bikini. Me meto en un diario generalista para interesarme por la actualidad y a los dos minutos acabo viendo a Rihanna, que me tiene loco. Me meto en un diario deportivo antes del partido a ver si ha pasado algo y acabo viendo siempre a la novia tetuda de alguno de la NFL. Son pinchazos que me imagino que convertirán en rentabilidad comercial. Mi navegación por internet es puramente… bajo un peldaño del nivel de conciencia. Al final son tías, tías, tías. Yo quería entrar a ver el artículo de alguien y acabo viendo tías; para mí eso es internet, yo en eso soy bastante pesimista, no consigo leer. Me compré una tableta, me aboné a los periódicos y al final a tomar por culo, me bajo y me compro el periódico en papel. No cojo la tableta ya, al principio estaba muy contento, lo puse en Twitter pero luego no leo. Prefiero bajar y comprarme dos periódicos y leerlos en papel.

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Mucha gente joven no ha comprado nunca un periódico, todo lo lee en digital.

Tampoco hay tiempo para el papel. ¿Sabes quién lee el periódico en papel? Los mendigos. En una calle en Madrid fui al banco a hacer unos trámites, estaba todo el mundo liado, no había nadie con un periódico. Solamente un señor mayor que estaba tumbado en una farola pidiendo y estaba ahí leyendo el periódico; vivía como un señor y era el único con un periódico, y dije “coño, ese es el futuro de la prensa escrita”. Tenía un euro para comprarlo y todo el tiempo del mundo; los demás van como locos. La pervivencia de la prensa escrita va por ahí, vincularlo a un cierto estilo de vida, a unos momentos.

Hace poco oí al director de arte de El Mundo, que dijo que los periodistas sois mercenarios de la información.

Estoy bastante de acuerdo en eso; el otro día citaba Quintano a Bonafoux y venía a decir eso, que el periodista tiene su pluma pero está a sueldo. No dejamos de ser asalariados de una empresa y yo perdería todo el romanticismo con esto. Hay situaciones de dignidad, de defensa de un punto de vista… pero sobre todo de no bajarte a lo facilón; se confunde a veces la dignidad del tío que escribe con lo que dice el jefe. Normalmente no te dicen nada, porque tú ya vas autocensurado a los sitios. Se va cagado, meado y autocensurado. La madre del cordero está en tu relación con el lector: ¿cuánto voy a darle yo al lector para que me retwittee?

Pero parece que es saber manipular más que saber hacer periodismo, ser un mercenario que sabe darle al de la derecha y al de la izquierda lo que quieren.

En mi caso llevo tres años escribiendo… (Se oyen gritos. El Middlesbrough acaba de marcar un gol que celebran los parroquianos ingleses en las mesas de al lado) Esto es un horario decente; se pueden emborrachar los aficionados. Son la civilización. (Repiten el gol a cámara lenta: el portero se la traga por alto estrepitosamente) Qué curioso el movimiento lateral que hace el portero, como se mueve antes de cantar. Los porteros ingleses deberían estar protegidos por la Unesco.

¿Si te dijeran que una columna no se puede publicar porque va contra la línea editorial del periódico?

No te voy a decir si me lo han dicho o no, pero yo… me callaría y ya está (risas). No, a ver, no se puede presumir de qué digno soy pero yo escribo en secciones del periódico que tampoco son tan sensibles, tan importantes. A mí no me han puesto a escribir de política, ojalá. Pero si coges un periódico, un porcentaje muy grande está desideologizado; hay líneas estéticas, líneas de estilo. Salvo la política, algunos columnistas, el fútbol… Al final tienes que escribir lo que es. Si el partido ha sido una mierda tienes que escribirlo, hay margen para la decencia o el rigor. No son paradigmas periodísticos, al final es lo que te enseñan de pequeño: no mentir, no joder a nadie gratuitamente. Ves un programa de televisión que es un esperpento y lo dices, y te ríes un poco; te ríes, si puede ser, de la figura, del divo, pero no vas a joder a nadie. Cumpliendo con los mandamientos, con las normas de urbanidad, el paradigma es simple, todo lo demás son tecnicismos.

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¿Por qué eres del Madrid?

En mi caso fue una decisión. Sin embargo, ahora todo me pilla currando; cuando metió gol Sergio Ramos en la Champions dije “la madre que le parió, ahora tengo que borrar media crónica”. Una parte de ti se alegra pero el 99% tiene que entregar la hoja o me dan una patada en el culo. Además eres más crítico si te sale el aficionado. Los aficionados del Madrid que conozco que son de pata negra casi ni ven al equipo. Un buen aficionado odia al equipo, odia a los jugadores y todo lo que no sea ganar 4-0 le parece una indecencia. El madridista además vive en el recuerdo de Di Stefáno, Gento… que mucha gente ya no lo ha visto, entonces es como una especie de sueño lleno de Copas de Europa, un ideal. Todo lo que no sea eso o Zidane, o Raúl corriendo como un desesperado, como si le hubiesen robado el bolso a la novia, es indigno. Yo sospecho de los madridistas confesos que lo aplauden todo. Luego sale mucha gente quejándose de las portadas del Marca y del As. Toda esta gente que hay en Twitter que quiere cerrar el Marca y el as, aparte que está mandando al paro a mucha gente, ¿qué quieren?, ¿de qué hablaríamos?, ¿qué cogeríamos en el bar? No lo compres, no lo leas si no quieres, pero qué bien lo pasamos criticando las cosas que hace la gente. Que si es antimadridista, bueno ¿y qué?

Mi padre es del Madrid y nos peleamos por Khedira, que a mí me gusta mucho

A mi me pasaba hace años con mi padre, hablando de Redondo. Me decía “yo no entiendo que juegue para atrás”, y yo le explicaba la lección de fútbol de Valdano, la futbolección: “a veces un pase atrás es para tomar impulso, se abre el ángulo y hay nuevas opciones de pase…” pero no lo entendía: “este tío está jugando para atrás, ¿qué tiene que hacer? meter gol ¿y dónde está el gol? para adelante”. Khedira es un objeto incomprendido. Yo era muy de Khedira pero en los últimos años empiezo a no comprender a Khedira. En partes del partido me fijo en él, en cómo se mueve, qué movimientos hace, porque yo pensaba en la importancia táctica de Khedira, pero con el tiempo es que no tiene ninguna. Empiezo a pensar que tenían razón los haters. A veces nos pasamos de rosca, yo recuerdo cuando llegó Capello muchos madridistas odiaban a Emerson y Diarra. A mí Diarra me gustaba mucho, y uno decía “son fundamentales” pero lo decía uno por tirarse el folio, porque luego veías el partido y le pegaban a la pelota que parecía un tubérculo. Con Khedira eso ha pasado también. Es un jugador bastante inexplicable. Era un futbolista con mucha llegada pero ha perdido esa zancada. Con Mourinho hubo un partido que llegó muchas veces y no metió ni una. Yo escribí que era como en una comedia de los hermanos Marx, en la que un actor abre la puerta, dice la frase y se equivoca, y así una y otra vez.

¿Y Modric qué te parece? Yo es que estoy un poco enamorado…

Yo tanto no macho (risas).

No físicamente, claro (risas).

¿Físicamente no? (risas). Pues se parece mucho a Paddy McAloon, el líder de Prefab Sprout, sobre todo en el vídeo “King of rock and roll”. A mí al principio cuando llegó me gustaba como futbolista pero desconfiaba, no jugaba muy bien, ahora con Ancelotti en el interior derecho ha jugado de maravilla. Se ha sacrificado porque no era su posición, ha bajado un poco y es fundamental. Ya está la gente fantaseando con un 4-3-3, con Modric, Kroos y Verrati. Eso sería casi sexual, además parecen tres arcángeles, así rubios. Verrati tiene cara de virgen, de virgen italiana, unos ojos almendrados. Alguien tendría que convencer a Florentino.

¿Y el tema Casillas?

Me tiene muy aburrido. Se le vincula al antimourinhismo, a ese debate que es agotador, pero la inercia venía de antes. Llega un momento que te surge la simpatía cuando hay algo masivo contra alguien. Ha tenido meses buenos también. Se ha caído con el en el extremo opuesto a cuando paraba y parecía un milagro. Al escribir de fútbol acabas agotado del tema.

Nos piden en Twitter que expliques el fuera de juego para dummies.

Ya ni me acuerdo, yo creo que nunca he visto la norma escrita ni se la he oído explicar a nadie; yo como varón nací con un instinto natural para el fuera de juego. Sí un día tuviese licencia para ser yo, lo que sí que me gustaría hacer algún día es una crónica arbitral. El juez de línea es un ser fascinante, cómo corre la banda, cómo levanta el banderín. Si fuese director de cine haría una película sobre el juez de línea; muchas veces en el campo me quedo abstraído mirándole correr. Es un tío que su trabajo es mirar y trazar una línea láser, y le dicen cosas y nunca quita la mirada.

¿Qué piensas de los medios nuevos como Jot Down? Hay mucha gente que se adhirió al principio a estos medios por moda pero no estoy seguro de que haya tanta gente que lea.

Aquí no lee nadie, vamos a dejarnos de tonterías. Lo de Jot Down está muy bien, es un medio que permite a la gente escribir. Mi relación con esos medios viene determinada por el problema de la longitud. Los textos son eternos. Las entrevistas están sin editar. Yo he hecho entrevistas con el periódico de dos horas de grabación y luego la tienes que meter en un folio, en una página. La labor de edición es endiablada: tiene que ser interesante, tienes que quedar bien con la persona entrevistada, ser fiel a la verdad. Lo interesante de la entrevista es la edición, es un arte. Una buena entrevista es mejor que una buena columna, de aquí a Lima. En internet no hay que editar y se casca la entrevista entera. En general es un problema de internet y de todos los medios y es que no hay límites para escribir. La columna viene determinada por el límite

Y eso te fuerza a escribir mejor.

Claro. Es como el soneto. La columna tiene un poco de ensayo, de soneto, de narración. Tiene que haber límites y en internet no los hay. Escribes sobre la Capilla Sixtina, Los Soprano… y ahí surge el ego, porque no tienes un límite. Empiezas a escribir y a escribir y a escribir, pasas dos días escribiendo y eso lo cuelgas y son sábanas enteras de textos. Ahí habría que acotar y poner medidas estándar. Ahí es donde surge la creatividad del periodismo, en el límite. Lo mejor de ti sale cuando te dicen: acótate al tema. Eso es lo que decía Camba, nuestro amigo.

Sí, aquello de tardo más tiempo en hacerlo corto.

Sí, he hecho esto porque no he tenido tiempo de hacerlo más corto. Yo no puedo escribir para internet. Esto es un poco ombliguero, pero cuando yo escribía para mí, en internet, yo era mi medida, me miraba a mí y cuando notaba una satisfacción le ponía el final y cerraba. Cuando escribo en el blog de vez en cuando agradecería que hubiese un límite. Además esto se enfrenta a que el lector de internet no lee. No tiene paciencia: el primer párrafo que sea bueno, negritas, dame algo, links, mátame a Casillas en el primer párrafo… Me llevaron a un sitio el otro día a hablar de columnismo y les dije que cambiaran de carrera. Yo veo el futuro negro, porque la columna está ligada al papel.

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Muchos se ríen del ABC o La Razón.

Se puede criticar una línea editorial pero al final con el ABC lo que hay es bastante ignorancia. Me hicieron un regalo cuando empecé a escribir allí de “Cien años de ABC” y veías la relación apabullante de quién había escrito en el periódico. O mira quién escribe ahora mismo. El único problema es que ahora escribo yo pero si me quitas a mí… Esto de reírse de los periódicos… Yo empecé en La Gaceta, que tú fíjate lo que se reían de ella y ahora en el ABC que es de tendencias conservadoras, así que estoy curado de espantos. Que alguien al que le guste el periodismo se ría de ABC dice mucho de lo que tiene en la cabeza. Me parece bien que se critique una portada que pueda ser llamativa pero luego no se aplaude lo metódico, lo bueno, lo discreto…

¿Qué piensas de Arcadi Espada?

Me gusta, pero a su alrededor hay un mundo de exégetas, lectores que se tiran una semana discutiendo una columna… A veces pienso, si se llamase Pepe Martínez en vez de Arcadi Espada; el nombre es importante, la eufonía del nombre es fundamental. Además tenemos un cierto papanatismo ante lo que viene de Cataluña, yo el primero. Su lectura es estimulante, lo que pasa es que hay mucha lectura metaperiodística, sobre lo que ha publicado The Guardian… A mí eso no me interesa nada; todos los debates que tengan que ver con el periodismo son un coñazo. Hay una cosa que me gusta mucho de él y es que es muy propenso a lo científico, a salir, a buscar lecturas del exterior, porque vivimos reducidos en un mundo, el español, que a veces es como un cuarto cerrado que huele a pies; es un coñazo castizo e insoportable. Los mejores columnistas de todas formas, están en el ABC, aunque muchos no tienen el tirón.

¿Ruiz Quintano?

Quintano es otro mundo, alguien a quien yo leía antes de pensar que me dedicaría al periodismo; hay tres o cuatro que yo leía, y él es uno de ellos. Hay columnas que son de recortar y llevarte a casa. Tampoco hay que dedicarle mucho tiempo y Quintano siempre te da algo, construye las columnas como un collage, con citas. Vive en una atmósfera intelectual distinta a gente más joven, pero es una lectura recomendable. David Gistau, Rosa Belmonte también. Y me gusta mucho Antonio Burgos, es un articulista cojonudo. Recuerdo un artículo suyo sobre cómo anotaban las comandas los camareros sevillanos. La gente luego se obsesiona con Camba y deja pasar estas cosas. En ABC hay columnistas muy buenos. Yo busco el ingenio y que me den algo. Me gusta mucho el jazz, desde crío y necesito ritmo, pasión, cosas, y me pongo a leer esta prosa objetivista y si en las dos primeras frases no me has hecho una metáfora, un retruécano… Es un defecto.

Termina la entrevista al mismo tiempo que el partido entre el Middlesbrough y el Ipswich Town, que gana el primero 4-1, con nuestros aficionados ingleses saltando de alegría.

Por Javier Fernández: Estudio, leo y escribo. No necesariamente en ese orden.

 

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Luisfer Martínez

Me gusta pensar. A veces lo hago bien y otras no tanto, pero me gusta pensar. En "pensar" incluyo especialmente pensar con gente, no solo, porque cuando uno piensa solo piensa mal.
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