Si hay algo que queda claro en la historia de la humanidad es que el odio no lleva a ningún sitio. De hecho la pasividad tampoco lleva a ningún sitio. Solo hay una forma de cambiar las costumbres, de mejorar lo que está a nuestro alrededor: el sacrificio gratuito.
Estamos tan desnortados, hablo por mi generación, que no conseguimos preguntarnos por el porqué. Cuando estudias asignaturas que no te aportan nada personal, cuando la cultura no es más que una línea divisoria entre clases sociales y cuando la carrera que estás a punto de terminar ni siquiera te asegura un oficio digno, el futuro empieza a carecer de sentido.
Y no se nos ocurre otra cosa que centrar nuestros esfuerzos en el sistema. Como si la potencia del grifo tuviese algo que ver con la calidad del agua.
Me encanta que estemos indignados. Y que nos cuestionemos qué pasa entre los que mandan. Pero estamos equivocados en los objetivos.
Ayer, en el metro, oí cómo se zanjaba una discusión con el aforismo ‘putos católicos’. Al principio me chocó, pero es una expresión perfecta. Putos católicos.
Imaginemos que el Estado, mediante la educación y no sé cuántas leyes orgánicas, consigue erradicar la profunda ignorancia de los creyentes. Superar las religiones no nos ofrece nada nuevo. Cada hombre se arroja a la realidad con la mochila de la soledad, que en numerosos casos se llena de artefactos como la familia o los amigos. Pero quedémonos solos frente al mundo. Incluso en esa situación, de libertad absoluta, necesitamos a los demás para poder ejercerla. Un rey no es nadie sin su reino.
Por eso, cuando la política invade, o al menos lo intenta, la esfera de lo privado, solo puedo pensar en eso: putos católicos. No sabéis lo ventajoso que resulta que tu único rey sea de otra naturaleza.
Cuando nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad tienen su fundamento en un sistema político, es demasiado fácil perder las tres virtudes teologales. Ningún partido nos va a hacer tratar distinto a quienes tenemos al lado. Ninguna situación económica tiene algo que decir sobre cómo afrontamos nuestra responsabilidad en la sociedad. Ningún Dios tiene sentido si nos promete la Salvación por nuestra fuerza.
Antes de acabar con las religiones de los demás hay que desprenderse de las propias. El Congreso no es el Cielo.

Luisfer Martínez

Latest posts by Luisfer Martínez (see all)
- Por una Ley que sustituya la palabra homeopatía por HIJOSDEPUTA en el diccionario - 29 June, 2016
- Putos católicos - 6 March, 2016
- La cuestión que nos afecta de verdad - 21 December, 2015
Acabo de descubrir este video que me ha parecido buenísimo. Entrevista en la que que como puede juzgar cualquiera, trata a personas perfectamente normales, cabales, inteligentes e íntegras. Algunas frases.
“Era un artista muy sensible, más creativo que otros. traté de jugar en la liga en la que mi padre era entrenador, pero eso no era para mí…” “Sólo pensando que los hombres eran unos brutos, que solo querían una cosa de mí…” “Intensa verguenza y soledad, asociadas con ese anhelo de encajar. Tenía tanto miedo. Necesitaba calor humano de algún lado”
“Después de que muriese mi hermana a los 21, contemple mi propia muerte, y ví que me estaba yo mismo suicidando poco a poco. Estaba todo tan roto, sabía necesitaba a Dios. Sabía que la Iglesia católica era la verdadera, y tenía algo que yo no tenía. Simplemente no había sido fiel en todos estos años. Me centré en crear una base fuerte sobre Dios y pasaron cosas maravillosas. Dejé el alcohol, las drogas, el sexo, y perdoné personalmente a mi padre”
“Si queremos ser plenos, tenemos que aprender a decir “no” al deseo que me alejaría de la verdadera plenitud. Digo que hay una realidad más grande”
“Algo me impulsa a buscar, buscar y buscar, cosas que son verdad. Si estas buscando La Verdad y te niegas a estar satisfecho con algo que no es verdad, entonces vas a acabar en la Iglesia Católica. Solía pensar que era gay, no soy gay. Soy David, sé que soy un hombre Católico, esa es mi identidad”
El anterior vídeo aplicable y para pensar en también en otros ámbitos, no solo en cuestiones de sexo, muy buena reflexión Luisfer, gracias!!
Brutal el artículo. Increíble! No estoy de acuerdo en que el odio no lleve a ningún sitio. El odio, más bien, lleva a soluciones de conflicto, de enfrentamiento y de opresión de la libertad de los demás en favor de la propia. Muy bueno el análisis! El problema no es quitar a Dios del corazón del hombre (eso es fácil), el problema es ¿de qué lo llenas?
¿Quitar a dios del corazón del hombre? el corazón ya está lleno de sangre. Y cada uno que llene su corazón virtual con lo que le salga de los huevos sin necesidad de que otros se lo llenen con religiones impuestas.
Por abrir un poco la polémica, eso nos pasa por ser historicamente católicos. Nuestra sociedad se ha cultivado pensando que si vamos a misa, y no obramos mal, tendremos el cielo asegurado. Que cuanto peor lo pases en tierra, mejor recibido serías en el cielo. Que dios ha obrado para que sea así y su voluntad es inamovible.
Cuando dios es desterrado de las mentes de la sociedad, seguimos pensando que no haciendo nada, va a venir otro a resolvernos los problemas, en vez de movernos y buscar una solución por nosotros mismos. Hemos pasado de rezar un padre nuestro a pedir a papá estado.
Los cambios sociales no se hacen de la noche al día.